Los problemas para concentrarse en el trabajo, los conflictos en la pareja o la ‘mente que no para’ son ciertas situaciones frecuentes en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. ¿Te identificas con alguna de ellas? Entonces, quizás te interese conocer las nuevas líneas de tratamiento disponibles ante el TDAH adulto.
Si quieres saber en qué consisten, no dejes de leer. En las próximas secciones te lo contamos.
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La presencia de síntomas en la edad adulta
El TDAH es uno de los trastornos más comunes en la infancia. Los síntomas cardinales del mismo incluyen la falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad. Además, estas manifestaciones llegan a persistir hasta la edad adulta en una gran proporción de niños diagnosticados bajo esta categoría.
De hecho, como indica un estudio realizado en 2009 por Goodman y Thase, la prevalencia (proporción de casos) estimada del TDAH en personas mayores de 18 años oscila en torno al 5 %. Dicho dato pone de manifiesto cómo las dificultades pueden mantenerse en el tiempo.
Esto es así sobre todo en aquellas circunstancias caracterizadas por la ausencia de detección temprana y, por tanto, de tratamiento. Sin embargo, incluso aplicando una intervención previa, en ocasiones el efecto de la misma es escaso.
¿Qué hacer, entonces, en esas situaciones en las que, a pesar de haberlo intentado, el problema continúa?
La actividad cerebral en las nuevas líneas de tratamiento del TDAH adulto
Varios hallazgos indican que el TDAH se relaciona en cierta medida con variables biológicas. Entre ellas encontramos diferencias estructurales y funcionales a nivel neurológico entre la población sana y aquellas personas que muestran síntomas.
En este sentido, los estudios de electroencefalografía (EEG) han identificado una variedad de patrones de actividad cerebral que, además, dependen del subtipo de TDAH del que se trate. Es decir, parece que según haya más señales de inatención, impulsividad e hiperactividad o hasta una combinación de ambas, las ondas eléctricas del cerebro varían.

Al mismo tiempo, este trastorno se ha asociado de forma repetida con una alteración de las funciones ejecutivas, ese amplio grupo de habilidades que, por ejemplo, nos permite planificar tareas, recordar lo que vamos a hacer o anticiparnos a determinadas consecuencias.
Así, entre tales competencias se ha constatado que la atención selectiva y dividida y la memoria de trabajo a menudo se ven afectadas en los casos en que se da alguno de los subtipos de TDAH. Por su parte, también se han hallado dificultades en la inhibición de respuesta o la capacidad para frenar de forma voluntaria un comportamiento determinado.
Las aportaciones del neurofeedback
Ante tales resultados, han surgido alternativas no farmacológicas con las que justo se pretende mejorar el rendimiento en dichas funciones cognitivas sin necesidad de recurrir a la medicación.
Una de estas terapias es el llamado neurofeedback, el cual cuenta con un respaldo científico firme tras décadas de investigación. Por ello, se presenta como un tratamiento efectivo en el que los participantes aprenden a regular la propia actividad cerebral.
Los avances se consiguen a partir de la información que la persona recibe a la vez que ejecuta una tarea concreta, como ver un vídeo o una imagen en una pantalla. La novedad es que el feedback o retroalimentación se refiere a las ondas cerebrales que un programa informático va registrando.

Si la respuesta es la deseada, la persona obtendrá una recompensa como la de seguir disfrutando de la película. En cambio, si se da el caso de que nos distraemos, perderemos tal beneficio. Así, por ejemplo, el vídeo se pondrá borroso, lo que hará necesario reconducir la atención hacia el ejercicio para volver a acceder a una imagen nítida.
De esta manera, es posible entrenar ciertas destrezas en cuadros como el del TDAH adulto. Aunque hace falta seguir investigando, experimentos como el de la profesora Anna Zilverstand y su equipo obtienen evidencias en esta dirección.
¿Quieres saber más acerca de las nuevas líneas de tratamiento en el TDAH adulto?
Como vemos, quedan interrogantes por responder. Se abre, pues, el camino para que vayamos profundizando en más detalles.
Así, en la sección de Artículos de Cénit Psicología continuaremos publicando otros contenidos relacionados con esta interesante técnica. ¡No te los pierdas!
Por supuesto, si tienes alguna duda o quieres informarte más al respecto, contacta con nosotros. Nos encantará escucharte.
Bibliografía
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- Arns, M., Conners, C. K., & Kraemer, H. C. (2012). A Decade of EEG Theta/Beta Ratio Research in ADHD. Journal of Attention Disorders, 17(5), 374–383. https://doi.org/10.1177/1087054712460087
- Goodman, D. W., & Thase, M. E. (2009). Recognizing ADHD in Adults with Comorbid Mood Disorders: Implications for Identification and Management. Postgraduate Medicine, 121(5), 31–41. https://doi.org/10.3810/pgm.2009.09.2049
- Mayer, K., Wyckoff, S. N., Fallgatter, A. J., Ehlis, A. C., & Strehl, U. (2015). Neurofeedback as a nonpharmacological treatment for adults with attention-deficit/hyperactivity disorder (ADHD): study protocol for a randomized controlled trial. Trials, 16, 174. https://doi.org/10.1186/s13063-015-0683-4
- Zilverstand, A., Sorger, B., Slaats-Willemse, D., Kan, C. C., Goebel, R., & Buitelaar, J. K. (2017). fMRI Neurofeedback Training for Increasing Anterior Cingulate Cortex Activation in Adult Attention Deficit Hyperactivity Disorder. An Exploratory Randomized, Single-Blinded Study. PloS One, 12(1), e0170795. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0170795